Mercurio directo: las cosas por su nombre

El planeta de la comunicación, Mercurio, ya está transitando el signo de Cáncer de manera directa mostrándonos las cosas tal cual son y llamándolas por su nombre.

La tendencia a convertir en alarmante toda emoción incómoda también es una exageración.

La vida, en realidad, está compuesta de pérdidas y ganancias, de momentos de tristezas y alegrías, de llegadas y partidas. Son facetas de la vida misma a las que hay que aceptar sin pretender ser feliz a cada instante salvo que se padezcamos cierta intolerancia al sufrimiento, que, se quiera o no, forma parte de la existencia misma.

Querer desembarazarse del dolor también es otra forma de sufrir. Hay que aceptar que es normal tener pensamientos desagradables y determinados miedos cuando te pasan cosas preocupantes como son los momentos que se están viviendo. ¿Por qué negarlos? La negación siempre genera más frustración.

Si no se aceptan vos mismo te provocarás más sufrimiento. Si estás mal, decilo con palabras, expresalo y aceptalo. Reconocé tus propias emociones y no las escondas bajo la alfombra porque está mal visto sentirse mal. Reír y ser feliz todo el tiempo también es imposible.

Lo que se puede hacer es modificar ciertas cosas externas sobre las que sí podés tener control ¿qué podés rediseñar en tu vida?

¿Qué ámbito podés reinventar? Ahora bien, hay muchas otras circunstancias en que esto no es posible y hay que aceptarlo.

¿Qué te enseña Mercurio directo en Cáncer? En primer lugar, a aprender a distinguir lo que pensás de lo que realmente sos.

Redescubrite pensando y escribilo en algún block de notas.

En segundo lugar, no le des excesivas vueltas a las cosas, reflexioná y luego actuá sin mirar atrás.

En tercer término, recuperá tus objetivos importantes, ¿dónde estás? ¿dónde querés ir? ¿para qué ? ¿qué querés lograr?

En cuarto lugar, aceptá tus emociones. Como lo dije a una consultante la semana pasada, gastás más energía luchando contra ellas que aceptándolas. Muchas veces, distanciarse posiblita relativizar las cosas.

La clave es no perder de vista tus objetivos ya que éstos te sirven como guía para encontrar la cara de la moneda y dejar el lado cruz por un rato.

Como dice un proverbio árabe, cuando el corazón llora por lo que ha perdido, el espíritu ríe por lo que hay encontrado.

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